sábado, 7 de julio de 2018
Máster de rol... profesional
(Meme gentileza de Agustín “Britait” Molina)
Cuando me subí al carro de esta nuestra afición (con 18 añitos, en 1982), el perfil del Máster estaba muy definido: Alguien con dominio de idiomas (normalmente inglés, en menor medida francés) y con contactos para conseguir las fotocopias de fotocopias de fotocopias de uno de esos novedosos “juegos de rol” que se publicaban fuera de nuestras fronteras. Luego, a partir de 1985 (con la publicación de la caja roja de D&D) y sobre todo a partir de 1988 (con la publicación de Runequest y La Llamada de Cthulhu) el perfil del Máster cambio a “aquel que se compra los manuales, fotocopia las hojas de PJ y, de ser necesario, compra hasta las figuritas para jugar”. Es decir, en nuestra afición había dos grandes grupos: Los que gastaban su dinero en ella... y los que no (bueno, como mucho, a lo mejor, se compraban un dado. Y a veces ni eso).
Intentos para normalizar esta situación he visto unos cuantos: En 1986 Luis Estrees, entonces presidente de Auryn, propuso que cada jugador le diera una pequeña cantidad en metálico al máster. También he visto iniciativas del estilo de pagarle la cena al máster, en partidas de tarde/noche, o al menos las birras, refrescos y/o chuches que consuma en la partida. Otros grupos y clubs solucionan el tema haciendo que todos los jugadores arbitren rol por riguroso orden rotatorio, especializándose cada uno en un juego diferente. Pero frente a estas iniciativas están los que dicen que no les divierte arbitrar, sólo jugar, y que al fin y al cabo al máster sí le divierte arbitrar, por lo que con su pan se lo coma (de estos he conocido muchos).
De un tiempo a esta parte ha salido a la palestra el tema del Máster de pago. En Madrid se organizó un grupo que proponía organizar eventos en asociaciones, clubs y locales de tiendas, cobrando entrada pero repartiendo premios a los que mejor jugasen (o sobreviviesen). Más recientemente un grupo de Valencia ha organizado una especie de TeleMáster: Al modo de la pizza, te traen el Máster a casa (no digo yo que en menos de 20 minutos y caliente, pero bueno) que se presenta con los manuales, la partida y los PJ pregenerados.
Y, que quieren que les diga. Coñas aparte... No me parece mal.
Sí, ya sé que hay toda una legión de “ofendidos” que dicen que no piensan pagar ni una perra chica por jugar a rol, que esto desvirtuaría el “espíritu del juego” y todo eso... ¿Se niega esta gente a pagar un pastón por ir al teatro, argumentando que originalmente las representaciones se hacían en la calle, y se pagaba la voluntad? Y quién dice teatro, dice conciertos de música, por la misma razón...
Como tantas cosas, creo inevitable que el Máster profesional (de pago) acabe teniendo su nicho en el mercado (con esta cultura de “lo fácil” que nos empapa cada día, creo que es inevitable).
Déjenme razonarlo:
Los módulos y aventuras listas para jugar se comercializan desde siempre, pese a que técnicamente “no son necesarias”. Con el manual en la mano, cualquier máster puede improvisar o desarrollar una aventura. Pero las aventuras ya escritas son más fáciles de preparar (basta con leérselas) y a menudo tienen mejor calidad que las “caseras”. Vamos, que todo el mundo sabe cocinar (más o menos) pero todos hemos encargado que nos traigan comida a casa. Chino, pizza o lo que sea.
Del mismo modo, ante una oferta profesional seria un grupo de jugadores puede plantearse, en lugar de ir al cine a ver dos películas (cuatro horas de ocio) emplear ese dinero en cuatro horas de rol a domicilio, con un máster de pago.
Personalmente mi “profesionalización” ideal de nuestra afición sería la de un bar con ludoteca, en el que se realizara un alquiler de juegos de mesa para jugar en el local. El cual podría ofrecer másters de determinado juego, a horas concertadas y previo pago (del que el local, como intermediario, se llevaría un porcentaje o no). El local, aparte de ofrecer el espacio físico, las mesas y las sillas y las hojas de PJ, hasta podría encargarse de la compra de los manuales que se iban a utilizar. Y no se me sorprendan, que iniciativas como la que cito ya se han dado.
Siguiendo el ejemplo de la comida. Todos podemos (bien o mal) cocinarnos algo... pero casi todos frecuentamos los restaurantes. Aunque claro, pedimos calidad: Si no nos gusta lo que nos sirven... no volvemos más.
Así que la opción es muy sencilla: ¿No está dispuesto a pagar por que le arbitren? Pues haga como Juan Palomo: “Yo me lo guiso, yo me lo como”.
Y buen provecho.
Una gran verdad.
ResponderEliminarYo también estoy de acuerdo en lo del Máster profesional.
La verdad es que yo soy de esos "tarados" que se gastan mucho dinero en manuales, extensiones y ayudas de juego, e incluso aventuras para arbitrar.
Lo mínimo que he exigido a mis jugadores es que se comprasen, entre todos, una copia del manual del jugador (en el caso de AD&D) para así no estropear más mi copia.
Cuando he estado en clubes, eso se ha arreglado adquiriendo copias de los juegos entre todos y con los grupos de amigos se ha solucionado regalando juegos de rol aprovechando cumpleaños, etc.
Estoy de acuerdo que al que se toma su tiempo para preparar una partida se le ha de premiar, y además mostrar respeto llegando a la hora a la partida, con ganas de jugar y participando y aportando buen rollo al juego.
No estoy de acuerdo ... jugar es socializar con tu entorno, si no se crea una relación cliente/proveedor que no debe estar ligada al juego, ya es "otra cosa". Para cuando amigos de pago para tomar una cerveza? o que te acompañen al cine? o simpelmente para charlar?... pero como siemrpe que cda uno haga lo que quiera, o lo que pueda.
ResponderEliminarYa los hay se llaman escort o chic@s de compañía y precisamente te cobran por eso que has dicho
EliminarJa ja. Muy buena respuesta xD
EliminarBueno, es un símil bastante pobre. Cuando te tomas cervezas con un amigo cada uno se paga las suyas y a nadie le cuesta un esfuerzo.
EliminarMe la sensación de que no has debido masterear mucho. Ser master no es como tomarse una cerveza, requiere de una basta cultura y conocimiento y, sobre todo, de horas y horas de preparación (dibujos, NPC´s, lectura de reglas etc..), por no hablar del dinero que te gastas en pequeñas cosas (libros, fotocopias, miniaturas etc...).
Cuando eres niño, eso de jugar de cualquier forma, está bien. Pero un jugador adulto, mas refinado en el hobbie, precisa de un grado de calidad de las partidas mucho mayor (por temas de madurez, verosimilitud y competencia ante el auge de los videojuegos y juegos de mesa).
A todo esto súmale que una persona adulta tiene que ganarse la vida y por lo tanto tiene menos tiempo que invertir en crear una partida "adulta". Es decir: +calidad en -tiempo.
Al final el master es el tonto del grupo que se sacrifica en demasía por seguir manteniendo al grupo unido. No vendría de más un poco de comprensión por parte de los jugadores, y que se abandone la apolillada excusa de que ser solidarios con el que se lo curra (o sufragarle al menos los gastos) rompe la camaradería, porque para mí es todo lo contrario, no serlo la rompe, ya que a veces estos grupos de solidaríos amigos no son más que un montón de gorrones parasitando a alguien sacrificado (Sobre todo, parasitando tiempo. Ya que el jugador promedio no tiene la decencia ni de hacer una breve descripción de su personaje en su ficha)
(modo exagerado encendido para que se entienda lo que quiero plasmar)
Muy buena entrada. :)
ResponderEliminarPor cierto, sobre los locales de juegos, échale un ojo a la sección "Daydream Café" de este artículo, que escribí hace unos meses:
https://www.becauseitshard.com/2018/04/26/los-juegos-de-rol-en-japon-2018/
Más sentido común, que no viene mal por estos lares. Buena entrada!
ResponderEliminarInteresante idea. A mi no me habria importado jugar(previo pago) con luminarias como Gigax, Arneson o Petersen como Masters, yendo a una realidad mas cercana, tampoco me importaria pagar a un Master que fuera tan bueno que se dedicara profesionalmente a ello.
ResponderEliminarA ver yo no lo veo mal aunque si lo veo caro, muy caro, pero es verdad que también hay gente para todo, en mi caso prefiero jugar con amigos y somos varios los que hemos aprendido a saber crear una buena aventura, ya que las predeterminadas son muy rígidas respecto a elecciones de los jugadores, ya que hay jugadores que disfrutan creando en el trasfondo de la historia un giro en algún aspecto, ya sea porque no le gusta lo q le ha tocado jugar y quiere morir y comenzar d cero con un héroe nuevo (lo cual es odioso cuando el director es demasiado rígido, creo que mata todo el cariño a estos juegos) o que simplemente quiera el jugador darle ese cambio porque encaja con su héroe, sin embargo muchas veces he pensado en que hará esa gente, que disfrutando el jugar una aventura de rol, no tienen a ningún director de verdad y no solo porque ninguno quiera dirigir si no porque no es nada fácil preparar una buena historia y mucho menos saber improvisar cuando un héroe decide con lógica salirte por otro sitio que no habías previsto, y creo que al igual q yo al menos se que jamás pagaremos mis amigos o yo por alguien que nos dirija, también hay que entender que hay gente que disfrutara de muchas horas de diversión y aventuras gracias a estos directores profesionales, así que esto es como las patatas fritas, si te gustan o tienes hambre si las compras y si no tienes hambre o no te gustan pues no las compras, lo importante es respetar a quienes no se gastan un duro por un director profesional ni tampoco criticar a quienes si lo hagan
ResponderEliminarSinceramente no lo veo.
ResponderEliminarSi veo mas lo de tener una ludoteca y para apuntarse a la partida pagar cinco eurillos por cabeza o algo por el estilo. Pero que te vengan a tu casa y te cobren no se...
Nunca pagaría por dirigir ni por que me dirijan. NUNCA. Va en contra de mi idea de socializar y el entretenimiento con amigos.
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