martes, 11 de diciembre de 2018

Arqueología rolera 3.



Este artículo apareció publicado en el número 9 de la revista Líder (febrero 1989). Pretendía ser una crítica lúdico festiva a cómo jugaban algunos a mi juego favorito, “La Llamada de Cthulhu”. Algo sin lugar a dudas un poco (demasiado) pretencioso por mi parte... Con los años creo firmemente que no hay maneras “buenas o malas” de jugar a un juego de rol. Pero a los 24 años era más ignorante, y por lo tanto más convencido de las cosas.
(NUEVA) Tabla de fobias para (JUGADORES DE) “La llamada de Cthulhu”

In Memoriam de Crystine Falcon, alias “Killer”, de profesión parapsicóloga. En su corta carrera como Salvadora de la Humanidad, y con la única ayuda de su Colt “magnum” envió al descanso eterno a 127 Profundos, 56 Gules, 5 Shoggoths, 3 Vampiros estelares, 1 Bestia Descarnada de la Noche....  y a 721 sectarios, 425 víctimas inocentes, 342 agentes de policía, 55 bomberos y una vieja sin dentadura. Fueron necesarios los esfuerzos conjuntos del Cuerpo de Policía de la ciudad de Boston, la Guardia Nacional, el KKK, los seguidores de la Iglesia de los Grandes Ancianos y la Guardia Civil de rebollar de abajo para abatirla. En el transcurso de la refriega fueron destruidos hasta los cimientos el Instituto Psiquiátrico de Arkham y las cinco manzanas circundantes. (I am sorry Cris). 

...Éstos son los únicos fragmentos de la obra del profesor Frederic Marsh, de la Universidad de Kiskatonic. El profesor encontró la muerte en un extraño accidente, sepultado bajo 7 toneladas de dados de 6 caras. Su ayudante, William Wateley, que siguió sus pasos, enloqueció una terrible noche, prendiendo fuego al despacho del profesor y adentrándose en las cloacas de nuestra ciudad ataviado con la armadura que adornaba el salón murmurando una infame letanía que sonaba algo asó como “Pequis, Pequis”. Yo mismo, que reconstruí pedazo a pedazo los fragmentos quemados, me encuentro encerrado en una mazmorra de nivel 5, víctima de un terrible error burocrático. Esta es, pues, la obra del profesor:

Ya sea por influencias de un juego anterior, ya sea por un mal enfoque de la filosofía misma del juego (…) son realmente curiosas las actitudes que toman los participantes del mencionado juego. Estas actitudes, a mi gusto fobias adquiridas y por lo tanto transmitibles a otras actividades lúdicas, pueden clasificarse en:

Bibliofobia, o terror hacia los libros. El PJ que sufre esta manía persecutoria nunca abrirá de buen grado ningún libro que encuentre, y mucho menos leerá su contenido. Esta fobia se manifiesta con especial violencia ante libros antiguos, aunque se titulen “Mi primera cartilla!.

Rambomanía, también llamada “síndrome de killer machine”. El PJ afectado por esta dolencia (que se suele manifestar cuando al jugador ya le han escuchimizado cuatro o cinco personajes de la manera más imbécil) se ve abocado a una espiral de violencia y armamento que ríase usted del Bush ése. Esta dolencia se da independientemente de la profesión y edad del PJ, con lo cual no es difícil ver al otrora gentil decano de la universidad con cinco pistolas, un alfanje malayo, tres ristras de granadas de mano alrededor del cuello y un sable de caballería entre los dientes.

“Extremis Sapientia Suma”. Más conocida como “complejo de la Revelación Divina”. El PJ parece saber en todo momento qué hay de extraño detrás de todo, , qué tipo de bicho se ha comido a su último amigo y cual es la mejor manera de eliminarlo. Suele ocurrirle al PJ recién creado por un jugador veterano, que se presenta además a jugar con el manual del juego (convenientemente subrayado y anotado), las obras completas de HP Lovecraft, August Derleth, Clark Ashton Smith, y J. Ramsey. Aveces también porta un viejísimo volumen que parece encueadernado en piel humana cuyo contenido no enseña pero que consulta a menudo. Suele importunar tanto al Guardián de los Arcanos que normalmente termina aplastado bajo algún guijarro de 800 toneladas que le cae “de manera completamente accidental”. (Nota del transcriptor:  Marsh  no especifica si habla del jugador o del personaje).

Biblotecofilia, o amor hacia las Bibliotecas, ya sea públicas o privadas. Los jugadores afectados por esta dolencia hacen que sus personajes sigan siempre la máxima de “si no sabes qué hacer, busca en una biblioteca”. Suelen, sin embargo, terminar expulsados de ellas, ya que siempre pretenden quedarse más allá de la hora del cierre.

Penejotafobia, u odio recalcitrante (nacido del miedo) hacia los personajes que no son del grupo de jugadores (es decir, todos los PnJ y seres vivos de la Creación, desde bichos raros hasta la abuela de la esquina, pasando por una lagartija). Esta extraña fobia, que suele ir pareja con la Rambomanía, es especialmente virulenta hacia tipos con ojos saltones, pescaderos, gentes con manos frías o personas que hablen con acento raro en general.

Keepermanía, o fastidio progresivo hacia el árbitro del susodicho juego. El PJ empieza a creer que el Destino Todopoderoso va detrás de su pellejo, por oscuras razones. Es un signo evidente de esta dolencia el que discuta con un ser que sólo él ve cuando algo no sale como esperaba, ante la mirada atónita de propios y extraños.

Yuyufobia, o terror visceral hacia la magia y demás fenómenos paranormales. El Pjse alejará a una distancia prudente (que suelen ser 800 km y pico)ante la visión o mención de algo que no caiga dentro de los límites de la Razón (en el más puro estilo kantiano) y mucho menos se atreverá  a practicarla. Se les suele oir murmurar algo asó como “...uy, no, que quita Cordura”

Chulufobia. Terror a las Sepias Gansas. Se ignora el origen de esta fobia, al parecer debida a una asociación de ideas, pero existir, existe. La reacción de los PJ agectados será especialmente virulenta en pescaderías y marisquerías.

Visiofobia. Miedo a mirar. Este miedo es especialmente fuerte ante ruinas “de arquitectura extraña”, al percibir “sonidos como de algo gelatinoso que se arrastra”, o simplemente ante obras de arte como pinturas al fresco, esculturas o los óleos de un muchacho llamado Pickman, que promete mucho. 

Rollofobia. Miedo a las frases retóricas y pedantes, especialmente cuando proceden del árbitro del juego, del estilo “yyyy freeente a vosotrooooos veis como se aglutiiiina una maaaasa blaaasfeeeema y deeeeformeeee, fooormada pooor...” Los Pj suelen salir corriendo mucho antes de llegar a este punto.

Complejo Little Big Horn. Suele ir parejo a la Rambomanía. El PJ adopta una actitud fatalista del estilo de “no me cogerán vivo” dispuesto en todo momento a plantar en el suelo su flamante ametralladora de posición y no retroceder un solo palmo, aunque lo que se le eche encima sea (y suele ser) el 6º ejército de shoggoths de Shub-Niggurath (Un guiño a “Tape”, si se acuerda)

Complejo Correcaminos Es la antítesis del complejo “little big horn” mencionado más arriba. El PJ tiene la sana costumbre de practicar los 100 metros lisos, en el más puro estilo Ben Jhonson, justo cuando el resto del grupo empieza a tener problemas con alguien o algo. El grito de guerra de estos PJ suele ser: ¡AUXILIO!

“Si ya estás familiarizado con otros juegos de rol, cuidado. La Llamada de Cthulhu es un fenómeno distinto a la mayoría de los juegos en los que el combate es lo principal. La Llamada... es un juego de investigación, en el que prima la inteligencia sobre la fuerza bruta. El saber leer en latín puede ser mucho más beneficioso que la puntería con un revolver del 45” (Sandy Petersen dixit)

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